La conciencia despertó, y en un abrazo aterrizó…
Cuando no depende de tu magia, ni de tu esfuerzo, ni de tu valentía, y nada depende de nada.
Y tus planes se van cómo cuando un escritor arroja otra bola papel al olvido; quien escribe una historia que jamás existirá.
Cuando tú eras la protagonista y ya tenías pensado el próximo capítulo, es más había trabajo tanto y por adelantado que algunas frases y estaba hechas solo era cuestión de hilarlas al resto del guion historia.
Dábamos tantas cosas por hecho que hasta nos atrevimos a vivir antes de que llegara el momento y esto nos ha enseñado a vivir el presente. Solo tenemos hoy.
Y te hablas a ti misma y te pones en frecuencia de estar en gratitud y de sonreír, y de ver lo bueno, pero te abraza esa nube que tiene nublado al mundo entero, y lo único que deja es incertidumbre.
Incertidumbre; esa palabra que a todos nos acompaña y que al mismo tiempo es la que nos tiene agotados, mareados, separados. Con los planes en pausa, empolvados y con sueños en semillas esperando la temporada de lluvias.
Esa incertidumbre que es una asesina silenciosa que arrasa y asfixia todo cuanto toca. Es ella la culpable de callarnos la boca y convertirnos en espectadores en tercera persona de nuestra propia historia.
Esa incertidumbre que adorna las pláticas en las sobremesas y se refleja en el paro de iniciativas que construyen, que mueven, que vibran, que viven y hoy están condenadas a morir.
Hay días que el mareo de este barco que lleva cruzando mares abiertos te pega, te debilita te reta y añoras que mañana las olas que vengan sean olas que se puedan disfrutar mejor.
Nos abrazaremos con fuerza y para siempre con los brazos mas abiertos que nunca entregado el corazón y dejando abierta el alma, abrazarnos para demostrar cuanto nos importa lo que esta entre nuestros brazos y cuando nuestros brazos están cerrados escuchar al latir al corazón ¿Qué es una pandemia si no un cambio de reglas del juego? sin aviso! Y esto es para ver lo que esta clavado en nuestro interior y por supuesto para organizarnos mejor y poner lo que importa primero; para que todas las decisiones después sean mas fáciles
Ya nos dimos cuenta que mientras estamos en casa las cosas materiales pierden valor, el coche se empolva, el billete de 20 pesos permanece en la cartera y los planes que parecían indispensables simplemente desaparecieron
El mapa mundo se dividió tanto que parece ser un juego de mesa de monopolios y se redujo a países, a estados, a ciudades, a pueblos, a colonias, a vecindarios, a casas y las casas se convirtieron en el nuevo mundo de cada quien.
Dicen que hay que cuidar muy bien lo que deseamos porque se nos hace realidad. El pretexto “es que no tengo tiempo” se termino ahora depende de nosotros confesarnos con acciones y contestarnos mejor.
Las pantallas permanecen enfrente de nuestra cara por horas, ¿qué nos están dejando? Indudablemente es una época de estar informados, pero ¿qué vamos a hacer con esa información?, ¿que podemos hacer para servir mejor? para este reto de humanizarnos más y mejor funcione de verdad. Es un grito de guerra llamando a la paz
Considero ser una generación afortunada, de poder experimentar los SI´y los NO´s y nos convierte en voceros de este sentimiento de tener que soltar para poder mantenerte a flote.
Seremos nosotros de quien dependa que la lección y la conciencia generada en estos meses permanezca y se utilice para seguir valorando las cosas mas cotidianas
Regresaremos para abrazarnos, para no soltarnos, seamos esa generación que demuestre en un abrazo el vacío que deja el no tener abrazos.
No podemos desdibujar las lecciones que paradójicamente en silencio nos pide a gritos el universo que es hora de un despertar de nuestra conciencia.
Cuando llegue el momento de abrir tus brazos, estamos será la señal de que estamos de vuelta al mundo y al abrir tus brazos se abrirá tu corazón, tu mente, su amor por los demás.
nos daremos cuenta que de nada sirve acumular si no estas sirviendo a los demás
Nos dimos cuenta que la soledad es la peor compañía aunque estés en un palacio
nos dimos cuenta que somos de los demás, como los demás son parte nuestra,
nos dimos cuenta que no vale la pena dejar de mirar, pues somos tanto responsables como culpables a todas las situaciones
y por fin... la conciencia se despertó y en un abrazo aterrizó.