¿Qué estará pensando Dios de nosotros?

¿Que por fin nos hicimos uno? ¿Que por fin sentimos el dolor ajeno? ¿Que somos aliados o enemigos de los que nos rodean dependiendo de nuestros actos.

Cómo dice mi querido Font; los golpes más fuertes de la vida nunca llega una invitación personalizada y elegante haciendo una invitación a vivir una cuarentena; una pandemia. Ver cómo el mundo se apaga.

Es realmente una transición de frenar el ritmo de vida en seco, a descansar, a terminar de descansar y échale cabeza pues esto requiere mucha conciencia.

Las pijamas se convierten en tu segunda piel
Y el barniz de las uñas también se fue dándoles un respiro 
El Papa sale y camina por las calles, da la bendición desde su famoso balcón y todos sin estar presente la recibimos desde nuestra casas. 
Una pausa donde los delfines vuelven, los jabalies , salen a pasear, los patos disfrutan las fuentes, los árboles se llenan de pájaros para disfrutar de un día sin humanos. Y hasta la primavera llego antes 
Es un ejercicio de cómo viven las monjas de claustro, donde su mejor trabajo es quedarse en casa y rezar por los demás. 
Yo me quedo en casa no es solo un ejercicio de encierro físico, es un clavado para dentro, de arreglar nuestro cajón interior, ¿qué sirve? Que dejamos? Que tiramos? Que cambiamos de lugar para encontrar más fácil? 
Redecora tu casa, redecora tu espacio interior. Con lo que tienes acomódalo diferente

Que gran responsabilidad para lo que viene; que nivel de conciencia estamos viviendo estos días; todos somos responsables de todos.

Hace una semana parecía una declaración de guerra las mujeres contra los hombres, ahora ese sentimiento se evaporó, y todos somos culpables o responsables, sin importar sexo, religión, nacionalidad: 
La guerra deja de ser ideológica y se vuelve una guerra real, donde vemos caravanas de camiones militares circular por las calles italianas portando feretros para llevar al crematorio. ¡Que tiempos nos toca vivir! Cuando él gobierno no nos cuida, cuando nos volteamos a ver virtualmente con el de al lado y sabemos que aunque debemos de estar separados en la batalla de cuidarnos y velar por la vida misma; vamos juntos.

Siempre he pensado que la actitud en la vida es como surfear donde necesitas estar lista para la siguiente ola, con valentía y habilidad, y si te revuelca tener la fuerza para poder subirte de nuevo a la tabla, esperar una nueva ola y montarte como si jamás te hubieras caído. Pero por primera vez siento esta sensación de tener que “flotar”... no nadar, ni trabajar con toda tu fuerza de voluntad, ni esforzarte por llegar pronto, solo de flotar y esperar a que esto pase, teniendo fe y certeza que cuando tengamos que volver a nadar siga contigo tu tribu mas cercana. 
Es aquí cuando los abuelos se ponen en mayúsculas y el mayor actor de amor es una llamada diaria, pues los besos se convirtieron en armas.

Aquí nos damos cuenta de que es lo que vale la pena meter en la maleta de la vida y de cuantas cosas que ocupan nuestra agenda diaria nos podemos deshacer para enfocar mejor nuestra energía a lo que deje fruto.

El FOMO se fue, esa necesidad de vivir las vidas ajenas se evaporó. El pasto del vecino dejó de verse más verde, pues todos, absolutamente todos lo tenemos igual. 
Es enfrentarte ante un montón de hojas en blanco y tener el reto de la creatividad de hacer una obra que valga la pena... es dificil pero no imposible. ¿Que estará pensando Dios de nosotros? 

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